Crimen Prefecto

 

Declaración del CAJ

 

Metafora perfecta de la politica de Estado de este año que termina, nunca podra establecerse quien fue el autor material del crimen del prefecto Febres, muerto a pocas horas de dictarse la sentencia por la que estaba acusado de graves crímenes contra la humanidad.

Pero no hay dudas de que fue un crimen: su familia asegura que estaba de buen ánimo y jamas hubo signos de que pensase en suicidarse. Los indicios señalan al entorno de quienes tenian a su cargo la custodia del acusado. Mas alla de quien haya sido, es evidente que todos los que lo custodiaban son complices, por accion u omision, de su muerte.

La muerte de Febres deja varias lecciones que exceden el caso. La primera, que la politica de tener detenidos a los genocidas en sus casas o en los cuarteles de la fuerza a la que pertenecieron en la epoca de sus crímenes, es una politica de peligrosas consecuencias. Se sabe ahora que desde la carcel donde esta Etchecolatz, se planificó el secuestro de Julio Jorge Lopez, aun desaparecido. Lopez fue el principal testigo que llevo a la condena de por vida al ex jefe de la policia bonaeresne de la dictadura.

Es evidente que la tendencia a conciliar, en ciertos aspectos, con los represores dictatoriales, es una politica no solo peligrosa para la sociedad, sino algo mas:un redondo fracaso. Los genocidas de ayer, en gran numero aun en las fuerzas armadas (se sabe que todos los oficiales de la Armada participaron , entre 1976 y 1978, en secuestros y torturas), procuran quedar impunes. Temen que aquellos que cayeron en la desgracia de ser llevados a juicio- pocos apenas : Julian,Etchecolatz, Von Wernich, Febres y el juicio entre bambalinas a Nicolaides y compañia, entre cientos - hablen o critiquen. Son los que siguen ,medrando en la impunidad, quienes operan, secuestrando o matando ; este parece ser el caso de Febres, que, despechado (“ me dejaron solo” , dijo), habia amenazado con hablar en la audiencia final de su juicio.

El gobierno- que resulta, en parte, afectado en su imagen por este hecho- no parece darse por aludido. Nada hizo para detener a los policias de la comisaria quinta de La Plata que alarmaron, pocas horas después de la desaparicion de Lopez, con la falsa alarma de la aparicion de su supuesto cadáver; negó, durante semanas, que fuese un secuestro, perdiéndose así las pistas del crimen. No mostraron voluntad, luego, para poner jueces e investigadores tenaces para esclarecer lo ocurrido, dejando todo en manos de la policia de Etchecolatz y de los jueces y fiscales amigos del Proceso militar. Mal menor, quisieron decirse. Hay cosas “mas importantes”.

Creemos que la politica de seguir sin juzgar a los cientos de acusados y dejar que sigan en su cargos oficiales (solo ya por su pertenencia al período dictatorial son, cuanto menos, cómplices pues- como si lo hicieron otros- no renunciaron a sus cargos) es una politica de persistencia de la impunidad que pone gruesos nubarrones al futuro de las libertades en Argentina. Cada represor que sigue en su casa, que sigue su vida “normal”, es un genocida en potencia que se siente con fuerzas para retomar su tarea, llegado el caso.

Pretender colocar a la impunidad “relativa” como una politica de Estado ( no seria absoluta, pues para el gobierno la denuncia de la dictadura ya sería un freno a la impunidad), como una razon de equilibrio entre fuerzas contradictorias, es una falsa disyuntiva: en la Argentina actual no existe tension alguna con el sector militar, absolutamente desprestigiado y aborrecido por el conjunto de la sociedad; y no se trata de una figura retorica: ni las clases altas, que antaño enviaban a su hijos a la carrera militar, los envian hoy, despreciando ese lugar como espacio socialmente desacreditado.

El caso del prefecto entonces deviene en un crimen perfecto. Nadie y todos son responsables: los custodios, que no vieron nada; la Justicia, que autorizó la detencion en una sede dependiente de las fuerzas armadas ; el gobierno que, aunque alega querer que se realicen los juicios, nada hace (la mayoría de sus fiscales duermen en las causas) para que ello ocurra.

Exijimos que se reabran todas las causas por zona, como tambien tenia dividida sus tareas- unificadamente- la represión genocida. Exijimos el juicio a todos los acusados, ya.. Exijimos finalmente el juicio politico a los jueces que autorizaron estas normas de detencion absurdas, en casas, countries, clinicas privadas o cuarteles. Exijimos la remocion de los fiscales y jueces que no impulsan las causas. Hay que comenzar a denunciarlos, uno por uno. Basta de crímenes impunes.

 

 

21 de Diciembre de 2007