El CAJ expresa su más viva preocupación ante la información de que el gobierno nacional estaría considerando que la desaparición de Julio López, testigo
de cargo en la causa Etchecolatz, se deba a problemas emocionales o de amnesia
(fuente: Pagina 12, 24/09/06).
Julio López desapareció la misma mañana del 18 de septiembre pasado, en
la que su presencia era clave en el juicio del ex comisario Miguel Etchecolatz. Si
él no estaba, los alegatos –dado que era querellante en la causa- quedaban vacíos
de una parte sustancial. Esto significa que, al menos como seria hipótesis a tener
en cuenta, estaba en juego con su desaparición, no sólo una represalia por su valiente testimonio contra Etchecolatz, sino también, el eventual acallamiento de
su alegato, clave en la causa. Sólo la correcta interpretación de la ley, por parte del
Tribunal, que admitió igualmente el alegato ante la fuerza mayor de su desaparición, impidió que se frustrase esa circunstancia.
Ha pasado ya una larga semana de la desaparición de Julio López. Si se tratase de un factor de "amnesia" transitoria, o shock emocional, ya debería haber sido ubicado. No son tantos los lugares a los que puede dirigirse una persona en
ese eventual padecimiento. Resulta entonces preocupante que el gobierno pudiera considerar, como prioridad, esta sola hipótesis. Sería actuar con amnesia respecto de lo que representa Etchecolatz y el viejo aparato de la dictadura, aún impune dentro de la policía bonaerense.
El CAJ, como lo ha señalado el viernes pasado en la audiencia concedida por
el ministro del Interior, Aníbal Fernandez, desde JUSTICIA YA, de la que es parte integrante, exige una respuesta del Estado, que es el único que detenta los medios para investigar nuestra denuncia: hay que buscar en los nichos del aparato
de la policía bonaerense, carcaza de la nostalgia represora y de los negocios ilícitos, montados bajo la dictadura, por Etchecolatz y el general Ramon Camps.
La noticia de que un cadáver aparecido cerca de La Plata era el de López –que
se reveló como burdamente falsa- fue dada a conocer por el personal de una comisaría de esa policía. Hay allí una punta del ovillo para comenzar a investigar
una posible red conspirativa ante esta desaparición. El pase a "disponibilidad" de
tal tipo de personal –recién dispuesto por el gobierno provincial- no ahonda en
la investigación, sino que la clausura en una mera cuestión administrativa.
Cualquiera sea la hipótesis, en estas horas hay una vida en juego en la Argentina. El gobierno debe hacerse cargo, desde todas las variables existentes, de la
aparición con vida de Julio López y de dar con las explicaciones y los hechos responsables de su desaparición.